FERNANDO FURIOSO

FERNANDO FURIOSO

La responsabilidad de evitar los conflictos incumbe a los hombres políticos;

la de establecer una paz duradera a los educadores.  María Montessori

Fernando Furioso es el protagonista de un cuento, a quien los alumnos PIENSAPIENSA han conocido en la actividad.

Fernando, como muchos de ellos por su edad, aún no ha desarrollado los recursos para manejar las emociones muy intensas y encauzarlas de manera eficaz. El argumento de este cuento gira en torno a que una noche, la madre de Fernando le prohíbe quedarse despierto viendo la televisión. Esta prohibición desata en Fernando una energía furiosa que no conoce límites: arrasa con las casas, la calle y la ciudad, destruyendo el planeta entero.

En estos días, en los que todos estamos conmocionados por los atentados terroristas del pasado 13 de noviembre en París, en el colegio Legamar han guardado unos minutos de silencio en recuerdo de las víctimas. Un alumno PIENSAPIENSA, tras este homenaje a las víctimas, llega a la siguiente conclusión: “Lo que pasa es que los terroristas tenían que haber venido a Piensapiensa. Así hubiesen aprendido que cuando están muy enfadados pueden utilizar la plastilina roja, para expresar su enfado o hacer el truco del globo, para tranquilizarse”.

Este alumno tiene razón. Nos está dando una lección de sabiduría. Ha sido capaz de captar el paralelismo entre el terrorismo y la energía furiosa de Fernando. En ambos casos, la furia ha desatado el deseo de destruir calles, ciudades y el mundo.

Según publica la crónica del periódico El Mundo, los hermanos Abdeslan, tenían una familia con un padre conductor, que perdió las ayudas sociales al ganar 100.000 € en un año. Esto desató la furia de Ibraim, uno de los hermanos, que enloqueció y agredió a un concejal, lo que, tal y como ha detectado nuestro alumno, recuerda la reacción de Fernando cuando su mamá le puso un límite a sus deseos.

Se describe a los hermanos terroristas, Ibraim y Salah, como porreros, mujeriegos y bebedores, convertidos al yihadismo. Conductas que si las traducimos a términos educativos, implican no haber adquirido los mecanismos que permiten a nuestro cerebro controlar los impulsos que todos los seres humanos necesitan aprender a controlar. A falta de ese aprendizaje, que favorece el autocontrol y la sensación interna de bienestar, buscan fuera de sí mismos (yihadismo) las referencias que no han instaurado internamente.

Siembra en los niños ideas buenas, aunque no las entiendan.

Los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento

y de hacerlas florecer en su corazón. María Montessori

En este momento en el que todos estamos conmocionados por la tragedia de París y el problema del terrorismo, gracias a la sabiduría de nuestro alumno, confiamos más que nunca en el valor de la educación, y más que nunca, tenemos confianza en que estos niños que hoy están en las aulas, pueden ayudarnos a cambiar el mundo y a alcanzar la paz que todos los seres humanos merecemos.

Educar no es fácil. Frecuentemente los educadores nos lamentamos del poco reconocimiento social y económico de la ardua tarea educativa. A veces es difícil dar valor al privilegio que nuestros alumnos nos dan al permitirnos formar parte de sus vidas.

Por eso, ¡GRACIAS! a todos nuestros alumnos por inspirarnos y por alimentar nuestra confianza en que cuando en Piensapiensa aprenden a:

  • Confiar en sí mismos.
  • Encauzar sus emociones.
  • Enfrentar y tolerar las dificultades que implica el aprendizaje.
  • Relacionarse con ellos mismos, con los demás y con el mundo.

 

En realidad, eso que aprenden puede contribuir a que podamos tener un mundo mejor y da sentido pleno al privilegio de trabajar en educación.

  1. Cristina Responder

    No hay nada más bonito que disfrutar y estar al lado de l@s niñ@s en su aprendizaje. Muchas veces somos nosotros los que aprendemos de ellos con sus reflexiones.
    Piensapiensa es un contexto que demuestra como en esta ocasión, una conexión entre la razón y las emociones.

  2. Cristina Castillo Responder

    Una vez más los niños nos dan una lección a los adultos sobre cuál es la realidad que estamos viviendo. A través de actividades de autoconciencia emocional, como la de «Fernando el Furioso», ayudamos a los niños a mejorar la comprensión que tienen de ellos mismos, de los demás y del mundo, les ayudamos a tomar conciencia del propio estado emocional y reconocer el de los demás, con el objetivo de desarrollar la empatía y la capacidad de mantener buenas relaciones interpersonales.

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